Los socialistas ganan por la mínima en Alemania y los democristianos no renuncian a formar gobierno

El candidato a la cancillería de Alemania por el SPD, Olaf Scholz.
El candidato a la cancillería de Alemania por el SPD, Olaf Scholz.
MAJA HITIJ / EFE
El candidato a la cancillería de Alemania por el SPD, Olaf Scholz.
El candidato a la cancillería de Alemania por el SPD, Olaf Scholz.
EFE / ATLAS

El panorama político en Alemania ha cambiado por completo y la fragmentación ha llegado. El país afronta la era pos-Merkel con un escenario que empuja a una negociación entre partidos que se antoja larga e intensa. Las elecciones de este domingo proclamaron a los socialdemócratas del SPD como ganadores (25,7%, según los primeros resultados oficiales, aún provisionales), pero por muy poco margen frente a los conservadores, el partido de Angela Merkel, la CDU-CSU (24,1%, en mínimos históricos). 

El doble sistema de votación alemán por candidato y por lista confirmaría así al SPD como principal formación en el Bundestag o Cámara Baja del Parlamento alemán con 205 de los 730 asientos, mientras que la CDU/CSU tendría 194.

No obstante, los dos candidatos, Olaf Scholz (SPD) y Armin Laschet (CDU-CSU) avisaron de que intentarán formar Gobierno. Por eso la pelota pasará a manos de las fuerzas menores: en tercera posición acabaron los Verdes (14,8%) mientras que los liberales del FDP obtendrían un 11,5% y la ultraderecha de AfD, sometida a un cordón sanitario, se quedó en un 10,3%. Por su parte, la izquierda poscomunista de Die Linke se quedó al límite y entraría en el Bundestag con un 5% de los votos.

El líder del SPD, Olaf Scholz, destacó el "gran éxito" obtenido por su partido en las elecciones federales de este domingo y apostó por "formar Gobierno", informa Europa Press. "Por supuesto que estoy contento por los resultados electorales. Muchos votantes han dejado bien claro que quieren un cambio en el gobierno y que el próximo canciller debe ser Olaf Scholz", remachó.

Mientras, el candidato de la CDU, Armin Laschet, convocó a los demás partidos a forjar una coalición "contra un gobierno de izquierda". Laschet apostó por un gobierno "liderado por la coalición" entre la CDU y su partido gemelo en Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU).

El candidato a la cancillería de Alemania por la CDU-CSU, Armin Laschet, junto a la aún canciller alemana, Angela Merkel.
El candidato a la cancillería de Alemania por la CDU-CSU, Armin Laschet, junto a la aún canciller alemana, Angela Merkel.
CLEMENS BILAN / EFE

Las opciones que se abren en ese escenario son varias y las negociaciones empezarán casi inmediatamente. La preferencia de Scholz es la llamada coalición semáforo, formada por el SPD, los Verdes y el FDP. Pero también habría posibilidades para una coalición Jamaica, en la que se integraría la CDU junto a los ecologistas y a los liberales. La vía de una coalición de izquierdas (SPD, Verdes y Die Linke) sería más improbable, pero los socialdemócratas no lo verían con malos ojos si las peticiones del FDP fuesen excesivas.

Las primeras pistas para las negociaciones ya se han mostrado y el líder del FDP, Christian Lindner, dejó claro que su opción preferida es un pacto con la CDU-CSU y con los Verdes, aunque no se cierra en banda a entrar en la semáforo. De hecho, pidió a Annalena Baerbock ponerse ellos de acuerdo antes de negociar con el SPD o con la CDU. Los ecologistas, en cambio, están más cerca de esta última fórmula que de una liderada por los conservadores.

En cualquier caso, Alemania deja así atrás 16 años de completa estabilidad y el Gobierno que se forme en las próximas semanas tendrá que incluir a tres partidos. De hecho, ningún Gobierno alemán ha sido de partido único desde 1953, bajo el mando de Konrad Adenauer. Con Merkel ha gobernado tres legislaturas la llamada gran coalición formada por la CDU y el SPD y una legislatura, entre 2009 y 2013, un Ejecutivo formado por los democristianos y los liberales del FDP. Tras estos comicios socialdemocrátas y conservadores no parecen dispuestos a pactar otra gran coalición, salvo emergencia.

Continuidad

Ahora se abre un periodo intenso de negociaciones que, si atendemos a la historia, suele suponer largas jornadas de conversación hasta la madrugada. Y cada partido tiene sus propias bazas. En el caso de los Verdes querrán impulsar más políticas climáticas y de igualdad, además de tener en su programa la subida de impuestos a los ricos, algo compatible con el SPD. Por su parte, el FDP se sitúa más cerca de la CDU-CSU y llama a aumentar las inversiones y a respetar las reglas fiscales, sobre todo en lo que se refiere a la gobernanza económica de la UE.

Sea cual sea el final de la historia la continuidad tratará de ser la base del nuevo Gobierno. Salvo la ultraderecha de AfD, que está fuera de cualquier conversación por el veto al que está sometida, y los poscomunistas de Die Linke, que tienen como línea roja más importante la política exterior, el resto de partidos son bastante pragmáticos, europeístas y por lo tanto dibujarán una Alemania con matices pero muy parecida a la de los últimos años. 

La clave ahora estará más en el quiénes que en el cómo. Y habrá que esperar también al cuándo, porque las negociaciones irán para largo. Ya en 2017 se extendieron durante cinco meses. Merkel en un primer momento intentó un pacto con los Verdes y con los liberales, pero el FDP se levantó de la mesa al no ver colmadas sus expectativas y abocó a Alemania a otra gran coalición, antes de dirigirse a la repetición electoral.

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